¡Buenas!
¿Qué tal va la semana? ¡Espero que genial!
Hoy en Piolineando hay post extra para hablar un poco de la alimentación de los peques de la casa.
Estamos más que acostumbrados a ver anuncios en los que se nos incita a llevar una dieta equilibrada y a hacer ejercicio como una manera de cuidar la salud de los adultos pero lo cierto es que éstas buenas prácticas han de empezar lo antes posible. Son los niños, de hecho, quienes más facilidad tendrán para acostumbrarse a estos buenos hábitos si se les inculcan desde la base. Además, es una excelente manera de evitar problemas futuros, sobretodo en lo que concierne a su salud.
En esta página web, por ejemplo, se puede encontrar un complemento alimenticio que es perfecto para los menores de 1 a 10 años que no comen del todo bien y que, por tanto, cuentan con una falta de nutrientes como son las vitaminas y los minerales. Ésta puede ser una alternativa si este es el caso pero lo más recomendable será lo siguiente:
- Dar ejemplo. Es muy difícil que un menor coma bien y de todo si no ve que los adultos hacen lo propio. Hay que tratar a la comida como lo que es: una fuente indispensable para el buen desarrollo y crecimiento y hacer ver que todos los alimentos son importantes. Se les puede hasta incluir, de vez en cuando, en la cocina (en la medida de lo posible) para que ellos mismos vean cómo se elabora un plato y se sientan partícipes. Pero, desde luego, si los adultos no comen variado y dejan a un lado los alimentos menos sanos (como la pastelería industrial o la comida rápida) los más pequeños de la casa seguramente acaben por imitar la peor parte.
- Más comidas y menos alimento. La idea es que los menores no tienen que comer mucho en pocas comidas, más bien al contrario y esto es algo que también puede aplicarse a los adultos aunque a veces, por cuestiones de horario, no se puede. A poder ser, lo mejor es dividir las comidas en desayuno, almuerzo, comida, merienda y cena.
- La base del día. El desayuno es imprescindible y hay que levantarse con suficiente tiempo como para poder comerlo con calma. Éste, además, debe contar con lácteos, frutas y cereales. De vez en cuando se les puede dar algún capricho, como puede ser en forma de onza de chocolate, pero sólo de vez en cuando.
- Dieta variada. A lo largo de la semana hay que tener en cuenta que los niños deben comer de todo: carne, pescado, fruta, pasta, legumbres, verduras… Para aquellos que coman fuera (por ejemplo, en el colegio) lo más aconsejable es tener en cuenta el menú de la escuela y tratar de adaptarse lo máximo posible para no repetir y seguir con el equilibrio habitual. Además, en días festivos o vacaciones, la dieta se debe mantener.
- Agua. Aunque las bebidas gaseosas son de lo más populares entre los pequeños no cabe duda de que lo que mejor les va a sentar es el agua. Si toman como hábito el beberla y en abundancia desde su infancia será algo que agradecerán de mayores.
¿Qué tal lleváis la alimentación de vuestros peques?
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