¡Buenas Piolineras!
¿Qué tal estáis? ¡Espero que estéis pasando un buen mes de agosto!
La verdad es que yo ya hay algunos días que el calor me deja ko y me pesa la barriga, pero en general estoy muy bien, por ahora me estoy librando de tener los pies hinchadísimos como me pasó en el embarazo de Sergio y ojalá me acabe librando, que eso es muy incómodo.
Hoy en Piolineando os quería hablar de la famosa prueba de la glucosa en el embarazo, algo que hay que hacerse en el embarazo y que se dice de todo por ahí sobre ella, así que me ha parecido interesante haceros este post para hablaros sobre mi experiencia con esta prueba.
La prueba me la realizaron justo el día que empezaba la semana 26 (por lo que he leído se suele hacer entre la semana 24 y 28 de embarazo, coincidiendo con los análisis del segundo trimestre).
Y bueno, os cuento como va la prueba, según lo que yo he vivido tanto en el embarazo de Sergio como ahora con Silvia, ya que han sido exactamente iguales.
Hay dos o no sé si tres tipos de pruebas de la glucosa, la curva larga y la corta según la llaman. Por lo visto la corta es de sólo una hora y la larga de tres horas. En mi hospital, al menos, hacen directamente la larga pero es de dos horas.
La prueba consiste en ir en ayunas, nada más llegar entregas el bote de orina de primera hora de la mañana y te hacen el primer análisis de sangre. Ahí es el momento en el que te entregan la botella que veis en la foto, la cual te tienes que beber en los próximos 5 minutos.
El líquido lo hay de sabor naranja ó limón. Cuando estaba embarazada de Sergio no me dieron a elegir y era de naranja y esta vez si que pude elegir (creía que sólo había de naranja) así que cogí el de limón, así probaba los dos jajaja.
Tanto uno como el otro me supieron ricos de sabor, y entre que en ambos embarazos me ha tocado en verano y el líquido está tan fresquito, que te lo tomas divinamente (al menos yo). El "problema" viene cuando eso te empieza a "hacer efecto" que sientes una especie de mareo, malestar general, algo de ganas de vomitar, vamos que no estás en tu mejor momento pero a la vez no te pasa nada grave.
Te recomiendan estar sentada y tranquilita durante la espera y esas sensaciones se van pasando con el paso del tiempo y te empiezas a encontrar mejor poco a poco.
A la hora de habernos tomado el líquido, hay que volver a que te hagan otro análisis de sangre y volver a esperar otra hora. Esta hora ya es mucho más llevadera, te vas sintiendo bien, como si nada y yo ya pude leer tranquilamente.
Después de esa segunda hora nos vuelven a hacer el ya último análisis de sangre y ya es el momento de irnos a casa, no sin antes, pasar a desayunar (tranquilas que con el chute de glucosa que te metes en ningún momento se siente hambre por mucho que no hayamos desayunado, ni te acuerdas).
Luego, en una semana, vuelves a por los resultados y en mi caso, en ambos embarazos, los análisis salieron perfectos y no tuve ningún problema con el azúcar, ni dietas ni nada por el estilo.
Así que si habéis estado leyendo este post y pronto os tenéis que hacer la prueba, no tengáis miedo que no es para tanto y se pasa rápido el ratito, ¡ya veréis!
Y vosotras, ¿cómo fue vuestra experiencia con la prueba de la glucosa en el embarazo?
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